no creas que existe el martes, julio 11, 2006

Hay que despertar, ahora!


Puede que siempre me equivoque. Ese debe ser el objeto de mi vida. Mi error ocasiona el beneplácito del vulgo, lo autoriza a menospreciar incluso mi osadía divergente, mi yerro realiza la acción inexorable y necesaria que sólo el paradigma de lo evidente inculca en el tesón del prudente oportuno, aquel que ocupa de la oportunidad su arma de lucro y su afán egoísta, en cualquier caso representaría una atrofia repudiable de mediados del siglo XX y sería correspondido por otra calaña de especimenes como el presentador, o como el mismísimo lector que ya percibe la ingratitud hacía su incrédula mirada lisonjera de literatura, pues las letras que escupo son evidente muestra de mi indeseado placer literario-poblacional, también para que le sirva de alguna cosa, si pudiere servir de algo, que la desdicha oportuna y afanosa, es una percepción de quienes nos alegramos con su ocurrencia dentro del fuero que descansa en la inconciencia de nuestros días, estos de ahora, los que pasan sin cesar y envejeciéndonos poco a poco, lacerando nuestras creencias, vomitando amnesia en la fe, derramando la sangre que ya sudor nos costó, la sangre de otro siempre es mejor a la nuestra, que se pierda la que no es vital, pronto estableceremos la viabilidad de los grupos sanguíneos, por ahora conténtense de seguir con ella en el cuerpo, ya existe patente para su fabricación, válgame el corazoncito que va a salir, puro plasma de nylon y esponja de lavar, una atrofia severa que produce una cadena de horripilantes escenas asqueadas en repulsión y dogma de ultrasexoactividad, este es el siglo de nuestra descreída cristiandad pervertida, somos un relicario de severidad y omnisciencia imaginada, los únicos protagonistas de la historia contada fueron los dominadores, pero desde abajo, se siente la amenaza resentida y la reivindicación de la dignidad, será una venganza inimaginada, y puede que nuevamente me equivoque, al fin, ¿quién me juzgará por esto?